Test drive

Audi Q5 2013 a prueba

Los cambios más significativos se encuentran bajo el cofre

Audi Q5 2013 a prueba

Antecedentes

El Q5 es sin duda uno de los artífices del gran éxito que tiene Audi a nivel mundial, se trata de un producto que bien logrado que ofrece un buen balance entre tamaño y eficiencia, tanto que tiene muy buena demanda en mercados tan distintos como Norteamérica, Sudamérica, Europa o China.

Para el año modelo 2013, el Q5 ha sufrido un facelift menor y es que Audi se ha ceñido al principio que dice: si algo está funcionando bien, ¿por qué cambiarlo?

Debido a lo anterior es que para los ojos no expertos, el renovado Q5 podría lucir idéntico al anterior. Los faros mantienen la ya famosa iluminación de LEDs, sin embargo ahora se trata de una línea bien definida que delimita el cuerpo óptico casi por completo, a diferencia de la línea punteada también de LEDs que tenía anteriormente. Las fascias también presentan ligeras modificaciones, mientras que los rines ahora son de cinco brazos dobles, aunque esto último será distinto de acuerdo con la versión elegida.


Características técnicas y mecánicas


La versión que probamos incorporaba la novedad mecánica, es decir el V6 de 3.0 litros TFSI, que aunque la marca le denomina turboalimentado, lo cierto es que se vale de un súpercargador para erogar 272 hp y 295 lb-pie de torque acoplado ahora a una nueva transmisión Tiptronic de 8 velocidades que como ya es costumbre en la marca, envía la potencia a las cuatro ruedas vía el sistema de tracción integral Audi quattro.

El peso del Q5, con esta motorización y el AWD es de 1,915 kilogramos, aún con lo anterior es capaz de acelerar de 0 – 100 km/h en apenas 5.9 segundos, mientras que la velocidad máxima es de 234 km/h.

Las cifras oficiales de consumo son: 8.77 km/l en ciudad, 14.49 km/l en carretera y 11.76 km/l combinado.

Confort

En el interior no hay sorpresas, el diseño prácticamente no ha cambiado y podemos encontrar una calidad de materiales y ensamble estupendos, los asientos están forrados en cuero de tacto agradable, mientras que todos los mandos y controles transmiten buena calidad al manipularlos.

Destaca el sistema MMI que permite controlar prácticamente todas las funciones del vehículo, desde computadora de viaje, sistema de audio, navegador, interfaz Bluetooth para el teléfono, etc.

Un punto notable es el buen aislamiento acústico que ofrece el Q5, tanto por el buen filtrado de los ruidos provocados por el rodamiento y los caminos en mal estado, como el que producen en general los demás vehículos que nos rodean.

Manejo

Tras el volante nos encontramos con los buenos atributos que ya conocíamos en el Q5 como una calidad de marcha muy refinada y sólida, con una dirección que presenta buenos niveles de retroalimentación, aunque siempre debemos tener claro que el enfoque está orientado al confort, más que a la deportividad.

Sin embargo en donde se nota una clara mejoría es al momento de exigir un poco más para efectuar algún rebase o recuperación, y es que el nuevo V6 súpercargado es una verdadera joya, no solo ofrece potencia a raudales, sino que además es bastante elástico y entrega muy buenos niveles de torque a cualquier régimen. Claro está que lo anterior no serviría de mucho sin una transmisión que pudiera aprovechar de la mejor manera todo el potencial del motor, y esta caja de 8 velocidades lo hace muy bien, cabe resaltar como en modo “Drive” la caja protege mucho los consumos, revolucionando el motor lo menos posible, mientras que al pasar a modo “Sport” el comportamiento es otro y los cambios se vuelven mucho más rápidos, además de que permite acercarnos a la zona roja del tacómetro para obtener todo el potencial.

Conclusión

El Audi Q5 ya era una de las mejores opciones dentro del segmento de SUVs medianas de lujo, sin embargo tenía el problema de que sus motorizaciones a gasolina quedaban a deber en el rubro de la potencia, ahora con este nuevo V6 el exponente de la firma de los cuatro aros queda muy bien posicionado e incluso es tan brioso y ágil como el BMW X3 con el motor también se seis cilindros y 3.0 litros biturbo, por lo que cuando se trate de cualquiera de estos dos ejemplares, la realidad es que la decisión quedará más por el lado del gusto personal. Es verdad que existen otras opciones como la Mercedes – Benz GLK o la MDX de Acura, pero si ya estamos evaluando las versiones con mecánica más potente, estas dos últimas se encuentran en clara desventaja.

Seguimos pensando que las variantes de 2.0 litros TFSI son ajustadas en potencia y por lo tanto no habría que esperar aceleraciones demasiado alegres y sí estar conscientes de que el turbolag es un factor en contra, ya que cuando no hay presión del turboalimentador, el vehículo no responde. Ciertamente es solamente un pequeño instante,  pero es mejor saber que se tiene ese inconveniente en las variantes más básicas.