El Ford Edge es el clásico vehículo que les encanta a los norteamericanos; un crossover grande, con espacio, tecnología y porte que se comercializa ahí desde 2006. Ahora, con la pretensión de fabricar vehículos globales bajo el lema “One Ford”, la marca del óvalo quiere conquistar también al continente europeo, donde este segmento tiene referentes diversos como Volkswagen Touareg, Mitsubishi Montero o la Toyota Prado.
Para lograrlo, se valieron de una actualización estética y de equipamiento. Ahora el frente se asemeja un poco más a la del último Mondeo/Fusion y sus líneas laterales a la última generación del Kuga. Sin embargo, es imposible verlo y no dejar de pensar que se trata de un EcoSport agrandado.
Por el lado mecánico, se espera que porte los motores EcoBoost de cuatro y seis cilindros, más una opción diésel, todos acoplados a cajas PowerShift y tracción integral como opción.
Uno de los aspectos en el que más hincapié hizo Ford durante el Salón de los Ángeles es en la batería de elementos tecnológicos que dispondrá el Edge. El más resonante para la marca y el público en general es el sistema de estacionamiento automático, ya visto en autos como el Focus. Lo que no tiene el Focus es el sistema para esquivar obstáculos automáticamente, seguramente producto de su ya extinta alianza con Volvo.
Si bien es un concepto, podemos arriesgar que le falta muy poco para llegar a la producción, quitándole los adornos estrafalarios y los colores claros del interior podemos darnos una idea de cómo lucirá el modelo definitivo.
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