Autos clásicos

Por qué este Volkswagen Golf vale más de 140,000 dólares

Se trata de un Volkswagen Golf Caribe GTI 1983 que fue sometido a un profundo trabajo de restauración.

Por qué este Volkswagen Golf vale más de 140,000 dólares

Siempre que existe la intención de restaurar un automóvil, se deben tener en cuenta dos cosas muy importantes: el tiempo y el dinero. Sin duda, se requiere que estos dos elementos estén acompañados para cumplir el cometido.

Y es que, tal vez haya tiempo, pero sin dinero será imposible dedicar horas en buscar piezas, acudir al taller o si se hace por cuenta propia, cada minuto vale. Un ejemplo de que se requiere dedicación a la restauración de automóvil, es este canadiense que reconstruyó a la perfección "una" Volkswagen Caribe 1983 (Rabbit GTI).

A lo largo de siete años, Derek Spratt dedicó más de 12,000 horas restaurando su Caribe, a la vez que se tomó el tiempo de documentar su trabajo en más de 180 videos. Su labor de restauración comprendió trabajo de hojalatería, pintura, renovación mecánica y renovación interior que comprende un tablero digital.

Según su dueño, a lo largo de todos los meses de trabajo de reparación y rejuvenecimiento, gastó más de $140,000 dólares. Esta cantidad más el valor sentimental, hacen que este Caribe sea invaluable para Derek Spratt, quien posee el auto desde que era estudiante universitario en Ontario, Canadá.

En aquella época, fue uno de los primeros compradores de Canadá de un verdadero GTI, que llegó 1983 con un motor de 90 hp y una suspensión rígida del verdadero GTI europeo. En el verano de 1984, Spratt y su ahora esposa, Cheryl, condujeron por la autopista 1 desde Vancouver, Canadá, a San Francisco y de regreso en el GTI. Cuando Spratt cumplió 50 años en 2011, sus buenos recuerdos de aquel automóvil, lo llevaron a perseguir el sueño de personalizar un GTI con extremo detalle.

Aunque vendió su GTI original décadas antes, Derek encontró otro que coincidía con su original con la misma fecha de fabricación, es decir 1983. Sin pensarlo, Lo compró y se puso a trabajar, pasando horas y horas en el garaje por la noche y los fines de semana, desarmando metódicamente y elevando cada aspecto de su amado GTI a mano.

Con el tiempo, Spratt hizo algunas adecuaciones aumentando la aceleración, la rigidez del chasis, la estabilidad y el frenado, por lo que la restauración complicó y prolongó aún más el proceso.

De esta manera, el segundo Caribe del canadiense equipa un motor personalizado, evitando la ruta fácil de la turboalimentación en favor de la potencia de aspiración natural que ayudó a ahorrar peso. Al final, el motor genera aproximadamente 220 hp.

Además de las perfecciones en el desempeño, este Caribe ofrece las comodidades modernas, como ventanas eléctricas, asientos con calefacción, arranque del motor con botón, un sistema de frenos ajustable electrónicamente, acelerómetros de dos ejes y un tablero digital con pantalla táctil.